Los avances tecnológicos nos han ayudado a comunicarnos pero el networking presencial sigue siendo un claro generador de negocios
Abrumados por los avances de la robótica, la inteligencia artificial y los metaversos, últimamente parece que se nos olvida que somos personas, y que necesitamos relacionarnos. No pretendo añadir una polémica más a las muchas existentes sobre tecnología y humanismo. La innovación y la tecnología son claves para que la humanidad siga avanzando. Pero tan importante como saber aprovechar los avances tecnológicos para generar oportunidades de negocio, también lo es mantener nuestra idiosincrasia cultural que ha generado negocios durante milenios. Y el networking presencial, o las reuniones entre empresarios de toda la vida, han sido un claro generador de negocios desde siempre.
La tecnología ha venido para sumar
Hace un cierto tiempo llegué a pensar que las herramientas tecnológicas en el mundo de las telecomunicaciones podrían llegar a ser tan perfectas que podrían suplantar a las reuniones físicas. Así lo sentía a comienzos de este siglo, cuando utilizaba salas de videoconferencias futuristas, ante varias pantallas en forma oval para asemejar una mesa de reuniones. Podíamos girarnos y mirar a la persona a quien queríamos dirigirnos, como si estuviera realmente en la misma sala. Así se acordaban planes estratégicos y se cerraban presupuestos millonarios.
Sin embargo, cuando llegó 2020, las telecomunicaciones no habían evolucionado tanto como yo había esperado décadas atrás. Además, en nuestro país no se aceptaban las videoconferencias tan alegremente como en otras latitudes. Pero de repente nos sobrevino la pandemia. Por pura necesidad, la digitalización pasó a suplantar con éxito muchas interacciones personales anteriormente presenciales. Y creo que una gran mayoría agradecemos ese salto a la comunicación online, que nos proporciona una mayor flexibilidad y capacidad de compatibilizar el mundo profesional y personal.
El networking presencial genera negocios
Ahora bien, si alguien piensa que la tecnología es capaz de sustituir un contacto personal presencial, de chocar de manos, de abrazo sincero, de roce, sería tan necio como creer que a un bebé se le pueden suplir las carantoñas de toda la vida con videollamadas. La tecnología suma, ayuda y complementa, pero nunca sustituye.
A las pruebas me remito. Este último año, en plena pandemia, he lanzado un par de proyectos de networking, en formatos muy diferentes, y ambos con una muy buena acogida. En las dos experiencias he comprobado el poder de las relaciones humanas. Nunca pensé que en el mundo de los negocios la presencialidad fuera tan prodigiosa. Actualmente trabajo en originar encuentros entre empresarios y empresarias. Simplemente facilito espacios y tiempos de conexión para que los participantes conozcan a otras personas en situaciones empresariales similares, y gracias a la reiteración de los encuentros se pueda producir un entorno de confianza y apoyo mutuo entre ellos.
Durante los últimos tres meses he sido testigo de colaboraciones y alianzas vertiginosas. También he comprobado cómo negocios nuevos aparecían de la nada, simplemente por haber reunido en un mismo lugar a dueños de empresas que no habrían llegado a conocerse de otra manera. Pero lo que más me ha sorprendido de todo es el buen ambiente generado en tan poco tiempo. Un espíritu colaborativo de magnitud inesperada impulsa oportunidades y negocios de manera exponencial, tanto entre los integrantes del grupo como en nuevos participantes que se sienten atraídos por ese “je ne sais quoi” que les cuesta hasta describir.
Tiempo de salir a relacionarnos
Aunque pueda parecer demasiado sorprendente para ser cierto, os podría contar un montón de casos que darían veracidad a estos argumentos. Las relaciones personales funcionan. Siempre han funcionado. No estamos inventando nada. Sencillamente estamos ejercitando verdades tan antiguas como el respeto, la generosidad y la confianza, para establecer relaciones empresariales sólidas y de futuro. Y todo ésto se consigue conociendo a las personas en una experiencia 360º, no a través de pantallas planas, a través de las cuales uno no puede uno tocarse. Porque del roce… surge el negocio.
Nuestra época requiere de un liderazgo dinstinto. Es hora de salir a relacionarnos presencialmente. Sin miedo. La pandemia pasó. Hallarás un mundo de oportunidades a la vuelta de la esquina. Desconecta un poco el móvil y mira a tu alrededor. Muchas personas están desando hacer lo mismo. Están buscando personas y empresas con las que establecer relaciones colaborativas fructíferas que les ayuden a enfrentarse con éxito a los grandes retos de esta década.